En esta tercera parte de la entrevista de Norah Cooke, el humorista gráfico Juan Carlos Colombres (Landrú) nos cuenta anécdotas y curiosidades sobre algunos de sus personajes más recordados.
El personaje Tía Vicenta está inspirado en su tía Cora, ¿María Belén y el señor Jacinto W, el reblan, en quién los inspiró?
“Sí, Tía Vicenta en mi tía Cora, capaz de analizar, sin comprender nada, un partido de fútbol o la política del país. María Belén en las amigas de mi hija, que en esa época tenía quince o dieciséis años, y hablaban con un lenguaje especial, sobre todo de la zona del Barrio Norte, que yo empecé a copiar exagerando un poquito nomás.
Y Jacinto W el reblan me inspiré en un amigo mío que se llama, no voy a decir el apellido para no quemarlo, Carlos Washington, Carlos W. Descubrí que estaba medio reblandecido porque usaba medias stretch con ligas; silbaba en seco, y cuando oía una canción tamborileaba los dedos sobre la mesa: claros síntomas de reblandecimiento.”
¿Qué era “El rincón de los reblandecidos”?
“Era la página de Jacinto W que aparecía en ‘Tía Vicenta’, y que luego salió como ‘La página de los craquelé’ en ‘Tío Landrú’. Cuando la escribía los laboratorios médicos me daban muestras de KH3, de Farmatón, de Gericarina Inca, de Afrofrin, preparado a base de muña muña, todos revitalizadores.’
De ella nació el conjunto de los reblandecidos ‘Jacinto W y sus Tururú Serenaders’, que actuaba en el programa de Tato Bores al que yo le hacía el libreto. En la orquesta estaban: Caldarella, que hacía un solo de serrucho, uno de silbido y otro de jalea real, autor de ‘Canaro en París’; Hernán Oliva, violinista fantástico chileno que murió hace poco, y un baterista, una cuba y el cantor Héctor Juncal.
Tocaban toda música tropical: ‘El chipichipi’, ritmo mejicano; ‘El manotón’, especie de guaracha; ‘La muña muña’, mambo; ‘Fuerte de caderas’, merecumbé. Yo viajé mucho a Centroamérica, conozco bien su música.
Y a Jacinto W, como era reblan, le decían tururú, craquelé, desvanecido mental, fósil, pero el viejo no quería envejecer, sólo pensaba en bailar con una mulata. En esos días aposté a un amigo que con una canción de una palabra haría plata, e inventé ‘Trácate’, cuya única letra era esa palabra. Vendí muchísimos discos, salí segundo en SADAIC ese año. ‘Los Tururú Serenaders’ tocaban en radio, televisión e iban también a los clubs. Fue un éxito bárbaro que habrá durado un año.
También hice campeonatos: de ejecutivos, de políticos, de delirantes, de ratitas, de playboys, de caqueros —los chetos de ahora—, de reblán. Se votaba por medio de cupones que aparecían en la revista, lo que aumentaba las ventas, e incluso gente desconocida podía votarse.”
¿Cómo surgieron el gato y el perrito que aparecen en casi todos sus dibujos?
“El gato salió hace muchísimos años. Más o menos en los años 50, cuando empezaba a publicar viñetas en varias revistas de la época. Me gustaba además ponerle siempre un elemento a los dibujos, un perro o un gato, y cuando no lo ponía los lectores me escribían cartas o llamaban por teléfono y me decían: Hoy no salió el gato. Entonces, como ahora no hay nada de yapa, siempre pongo de yapa el gatito, es como un sello. Hago también vacas, y a veces un pajarito.”
Cuando en la revista “Gente” María Belén definía lo in y lo out, ¿cómo se informaba usted?
“Un poco por el gusto de mi hija y sus amigas, y otro por lo que yo observaba. Salía mucho en esa época, tenía amigos o colaboradores que eran disk-jockeys en los boliches, ellos me informaban de la música que estaba en primera línea.
Incluso me llamaron de Radio Belgrano e hice un programa titulado ‘María Belén y su discoteca’, donde pasaban todos los discos de última moda o por salir, que me mandaban las compañías discográficas. Norma Aleandro hacía de María Belén, y entre música y música hacía un comentario, daba consejos para no quemarse. También pasaba el disco mersa, que era el preferido de Mirna Delma, la prima mersa de María Belén y Alejandra. Mirna Delma hablaba en forma muy rebuscada, por ejemplo en vez de decir ‘hizo mucho calor’, decía ‘ascendió la columna mercurial’, a Europa le decía ‘el viejo continente’, a un ciego ‘no vidente’ y al huevo pasado por agua, ‘agente de proliferación de la gallina semi coagulado’.
Cuando Onganía cerró ‘Tía Vicenta’ y pasé a ‘Gente’, en lugar de hacer la página de Barrio Norte saqué una sección que se llamaba ‘Clase A’. En ella clasificaba los restaurantes, las supersticiones, los viajes, los oficios, todo, en clases que iban de la AA, la A, la AB, hasta la Z. Por ejemplo la enfermedad doble A, la mejor de todas, era ‘Infarto de miocardio’.
Así que siempre hay un motivo para hacer humor, ahora utilizo la palabra ‘kitsch’, con la que se indica el mal gusto que caracteriza especialmente a los productos artísticos de la cultura de masa. Como esas cajas con caracoles que hay en Mar del Plata, o esos letreros que dicen frases como ‘La casa es chica pero el corazón es grande’.
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