El 14 de septiembre de 2022 será recordado como un día agridulce para los amantes del boxeo argentino. Ayer por la noche, a los 87 años, falleció Horacio Accavallo, también conocido como Roquiño, el segundo campeón mundial que tuvo nuestro país.
La noticia se conoció esta mañana, cuando su hijo posteó un conmovedor adiós en su cuenta de Instagram. Cosas del destino, sus restos serán inhumados hoy, fecha en la que se celebra el Día del Boxeador Argentino, en conmemoración del inolvidable combate entre Ángel Firpo y Jack Dempsey, en 1923.
PIÑA VA, PIÑA VIENE
A Landrú le encantaban los juegos de palabras y no es extraño que el apellido del púgil le resultara atractivo como fuente de inspiración. En los años 60, Landrú publicó viñetas en el diario El Mundo e ingeniosos titulares en la revista Tía Vicenta haciendo alguna mención o refiriéndose a Accavallo con humor.
En 1966, luego de que el argentino derrotara en Japón al local Katsuyoshi Takayama, obtuvo el segundo título del mundo para el boxeo nacional, después del conseguido por Pascual Pérez en 1954. Además de bromear con el apellido del boxeador, Landrú ilustra la viñeta con la figura del dirigente radical Ricardo “Chino” Balbín, a quien le cambia el apodo por “Japonés”.
CAMPEÓN DEL PUEBLO
Accavallo, un zurdo ágil e inteligente, peleó en la categoría Mosca y se retiró con el título en su poder luego de derrotar al otro nipón: Hiroyuki Ebihara. Nacido en Lanús y fanático de Racing, Accavallo tuvo una infancia pobre y siempre recordaba que de chico salía a juntar cartones y hasta trabajó como saltimbanqui y malabarista en un circo. Tenía un carácter afable, lo que le permitió incursionar en la TV, siendo muy recordada su participación en Viendo a Biondi.
Hacía diez años que luchaba contra el Alzheimer, y su hijo lo despidió con las siguientes palabras: “Así te voy a recordar viejo! Con los brazos en alto como un Campeón. Gracias por tus enseñanzas y por inculcarme tus valores. Descansa en paz”.