Hay fechas importantes para celebrar o recordar en nuestro país. Jornadas emblemáticas. Momentos gloriosos. Hechos que no se pueden pasar por alto. Y hoy es un día muy, pero muy especial. ¿Qué? ¿No estaban enterados? ¡Vamos, señoras y señores! ¡Hoy es el Día Mundial del Dulce de Leche!
Como complemento de cualquier postre o a cucharada limpia del pote, esta delicia 100% argentina, fue reconocida como Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico en 1998. Los “por qué” importan poco. Lo fundamental es que nuestro manjar lo tenía bien merecido. Cremoso, repostero, clásico o extra dulce; en envase de plástico, vidrio o cartón; caro o barato, el dulce de leche es un infaltable en la mesa de todos los argentinos.
LA ANÉCDOTA DE LA LECHE QUEMADA
Sobre el origen del dulce de leche hay muchas leyendas relacionadas a personalidades históricas como Marco Polo, Cristóbal Colón, Santiago de Liniers y José de San Martín. Pero una de las más contadas es que en 1829, antes de un encuentro entre Rosas y el General Lavalle para la firma del pacto de Cañuelas, la criada del Restaurador se olvidó una olla de leche con azúcar en el fuego, y al volver a la cocina se encontró con un brebaje espeso y amarronado. Rosas y Lavalle lo probaron, a los dos les gustó y el pacto se firmó.
EL DULCE DE LECHE EN EL MUNDO
Nosotros lo conocemos como dulce de leche, pero en otros países también se consume, aunque con otro nombre. En Chile se lo llama “Manjar”; en Perú “Manjar blanco”; en México, “Dulce de cajeta”; en Brasil, “Doce de leite“; y “Bienmesabe”, en Panamá. ¿En Estados Unidos? Fácil: “Caramel”. Y en Francia, “Confiture de lait”.
La estadística asegura que en nuestro país se producen 128 mil toneladas de dulce de leche al año y el consumo promedio de cada argentino es de 3,20 kilos en el mismo lapso. Landrú era fanático del dulce de leche y su preferido era el que venía en envase de cartón con etiqueta naranja. Sí, sí, el Chimbote. Y a vos, ¿cuál te gusta más?