Todas las bodas tienen alguna particularidad, pero la de Eduardo Soriano nos toca de cerca. ¿Por qué? Porque la invitación a su casamiento fue ilustrada por el mismísimo Landrú. Una historia digna de ser contada.
MIRÁ LO QUE TRAJE
Con joviales 70 años, Eduardo se acercó a la sede de la Fundación con un dibujo original de Landrú y, de paso, nos contó cómo fue que el humorista fue protagonista de aquel “Sí, quiero”. “Me casé muy joven, a los 23 años; y mi entonces esposa tenía apenas 18. Un poco por nuestra edad y otro poco por las costumbres de la época, eran los padres los que se encargaban de los preparativos. En mi caso, mi mamá y mi ex suegro”.
Según lo planificado, la boda se celebró a comienzos de enero de 1976 y “era un evento chiquito, para 50 personas, nomás”. La nota distintiva, claro, era la invitación: el dibujo de una mujer con una red para cazar pájaros, que corría detrás de un novio que huía despavorido.
—¿Usted conocía a Landrú, Eduardo?
—¡Por supuesto! ¡Era un dibujante famosísimo!
—Me refiero a si lo conocía personalmente. ¿Usted le pidió el dibujo?
—Ah… No. Esa fue una idea de mi madre, Rosa Grande; o Maite, como le decía todo el mundo. Mi vieja era… cómo decirlo… Era de avanzada. Ella sí conocía a Landrú y se le ocurrió que la invitación de casamiento ilustrada por él iba a ser super original. Y la verdad que fue un golazo.
INVITACIONES PERSONALIZADAS
Según recuerda Eduardo, su madre Maite le encargó la ilustración a Landrú en octubre o noviembre de 1975 y estuvo lista en diciembre. “Fue gracioso, porque Landrú había dibujado a la novia con el pelo corto, como se usaba en aquella época. Y cuando mi mamá pasa a buscarlo, le dice: ‘¡Pero mi nuera tiene el pelo largo!’. Entonces él le pide el dibujo y en dos minutos le agrega unas extensiones. Si se fijan bien, se nota”.
Finalmente, el dibujo fue replicado en una imprenta y cada una de las invitaciones fue personalizada. “Como era en tono jocoso, a cada invitado se le colocó una frase distinta. Fue una genialidad que comentaron todos. La invitación causó una sorpresa absoluta”.
UNA HISTORIA DE HUMOR
Las circunstancias de la vida separaron a aquellos jóvenes novios por diferentes caminos. Con el paso del tiempo, Eduardo rehízo su vida junto a otra mujer, pero aquella invitación ilustrada por Landrú la guardó para siempre como un recuerdo muy especial.
Hoy, Eduardo Soriano quiso que conservemos el dibujo original del “caza-novio” en el archivo de Fundación Landrú y que compartamos con todos ustedes esta divertida anécdota nupcial. ¡Muchas gracias por tu generosidad y gran sentido del humor, Eduardo!