Para conmemorar los 100 años de Landrú y la muestra en el museo Castagnino de Mar del Plata, la periodista Natalia Blanc entrevistó a Gonzalo y Raúl Colombres, Director y Presidente de Fundación Landrú y nieto e hijo del genial humorista. Un ida y vuelta imperdible lleno de actualidad, pero también de nostalgia. A continuación, la nota que fue publicada en el diario La Nación.
“Todos los caminos conducen a Roma, menos la ruta 2 que conduce a Mar del Plata”. La frase, acompañada por el dibujo de un auto en el que viajan un señor con galera negra y una señora que luce un elegante sombrerito con una flor, lleva la firma inconfundible de Landrú. A cien años del nacimiento del creador de Tía Vicenta, que dejó su huella en el humor gráfico nacional con sus viñetas sociopolíticas y costumbristas, la fundación que lleva su nombre le rinde homenaje con la muestra Breve historia universal de Landrú, en el Museo Castagnino de Mar del Plata, ciudad donde veraneó durante cincuenta años.
“Tenía un humor refinado y le gustaba ser siempre el centro de la mesa. Sabía que la gente esperaba que fuera divertido y no decepcionaba. Aunque no le gustaba ir a la televisión y su cara no salía tanto en los medios de comunicación de la época, disfrutaba cuando alguien lo reconocía por la calle y lo paraban para saludarlo. Estaba orgulloso de su popularidad”, dijo a LA NACIÓN Raúl Colombres, hijo de Juan Carlos Colombres, que se hizo célebre como Landrú.
Nacido en Buenos Aires el 19 de enero de 1923, hoy festejaría sus cien años. “Para homenajearlo, organizamos lo que llamamos el ‘año Landrú’, que empezó con la muestra en Mar del Plata y seguirá con distintas actividades”, contó Gonzalo, uno de los nietos.
La familia lleva adelante desde hace casi diez años la Fundación Landrú, que conserva y protege el material publicado por Landrú en un enorme archivo digital que sigue creciendo gracias al aporte de publicaciones y particulares. “Todo el tiempo se acerca gente con un dibujo, revista o fotografía que no teníamos y, después de una investigación bibliográfica, lo incorporamos al archivo con una ficha técnica. Digitalizar todo es una misión sin fin: siempre hay otro Landrú. Eso es conmovedor”, agregó Gonzalo.
Por estos días, la fundación editó una revista (la primera publicación en papel y la primera de un proyecto a largo plazo) dedicada por completo al material gráfico de Landrú sobre Mardel. “Es una recopilación única. Y hay material como para hacer varios números más. Vamos a ofrecerla a través del sitio web y todo lo recaudado será para seguir nuestro trabajo con el legado de Landrú”, explicó el nieto, que tiene 47 años y es hijo de Raúl. Con una voz y una manera de hablar muy parecida a la de su legendario padre, Raúl aclara: “Tengo 72 pero parezco de 71. Yo tuve la experiencia de vida con Landrú, que fue muy divertida. Pero Gonzalo me ha superado: hizo un ‘master’ en su obra y ya sabe mucho más que yo”, completó.
Precursor del humor político en medios gráficos durante más de siete décadas, Landrú supo reflejar en sus chistes los principales rasgos de la coyuntura social argentina con un estilo elegante y educado, que apelaba al mismo tiempo al absurdo. Sus dibujos y viñetas ilustraron revistas populares de gran tirada como Rico Tipo, Vea y Lea, El Hogar, Leoplán, Popurrí y Patoruzú. Murió a los 94 años, en Buenos Aires, el 6 de julio de 2017.
“Llegó a conocer el trabajo en la fundación cuando arrancamos. Nos pidió a los familiares que su obra no se perdiera, que no quedara en el olvido. Nos propusimos cumplir su deseo y esa es nuestra misión: mantener su obra viva”, dicen sus herederos con orgullo.
Llevar el papel al pixel, el dibujo original al mundo digital, es una tarea con varios pasos. Antes de la digitalización es necesario restaurar el material impreso, que suele estar sepia o deteriorado por el paso del tiempo. Hay que investigar su procedencia, clasificar, catalogar. En esta década de trabajo, la familia logró construir un archivo único: “Es como un Google de Landrú”, grafican a dúo Gonzalo y Raúl.
Ante la pregunta obligada sobre la vigencia de los temas que satirizaba y las influencias que dejó en las generaciones posteriores, el nieto pide la palabra: “Si tomás los títulos del diario de hoy, con noticias sobre el dólar, la inflación y los sindicatos, por ejemplo, los podés ilustrar con viñetas de Landrú. Todas las mañanas escuchaba la radio y leía todos los diarios: después se ponía a dibujar y en dos horas sacaba un montón de viñetas. Eso sí: él decía que no era un historietista. Decía que se basaba en la actualidad, que era una fuente inagotable de inspiración. Y más en la Argentina, que es surrealista. Supo interpretar la realidad del país de una manera única y esa es la fórmula de su éxito: contar la historia día a día en clave de humor”.
La muestra Breve historia universal de Landrú reúne material de la Fundación y del Archivo de Humor Gráfico de la Biblioteca Nacional. En diálogo con LA NACION, José María Gutiérrez, curador de la exhibición y director del Archivo de la BN, destacó las joyas de la exhibición: una es el sorprendente Génesis Novísimo (1939), el cuaderno Avon donde Landrú dibujó mientras cursaba el colegio secundario y que prefiguró el universo que desarrolló más tarde en su obra profesional.
Otra: la postal de salutación que le envía Landrú a Arturo Frondizi, “es un documento que no se publicó y pertenece al archivo Frondizi de la Biblioteca, donde premonitoriamente tacha la palabra general y pone presidente”. “Me interesaba mostrar no solo al dibujante con esa especie de ingeniosa ingenuidad que tiene su humor a modo de crítica irónica sino también al escritor y la calidad de su pluma: fue un excelente escritor con un oído muy afinado para captar modos de decir”, señaló el curador.
Su nieto y su hijo resaltan que cada vez que escuchan las palabras “mersa” o “gordi” piensan inmediatamente en la influencia de Landrú en la cultura nacional. “Marcó tendencia: qué se dice y que no, qué se usa y qué no. Hasta podríamos sostener que fue el inventor de los ‘memes’: hacía fotomontajes en Tía Vicenta con frases o diálogos que hoy serían retromemes”, remata su nieto, quien define a Landrú como “el primer influencer del país”.
Natalia Blanc estudió Periodismo General en TEA y Ciencias de la Comunicación en la UBA. Trabaja en medios gráficos desde 1993. Integró las redacciones de las revistas Cosmopolitan, Veintitrés, Ego y Siete días. Es redactora del diario La Nación desde 2007: integró el staff del suplemento cultural ADN; desde 2014, forma parte del equipo de la sección Cultura. Lleva adelante desde 2015 la sección de literatura infantil ¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? en lanacion.com.
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